Mauricio tiene la vida que quería. Diseña ropa interior femenina, gana dinero por ello, tiene su propia empresa, quizás la más importante del país en ese sentido, ha salido con las mujeres más bellas de este platanal. Es lo más parecido a un hombre feliz. Aunque hay una pequeña grieta en su mundo perfecto: Miranda, una mujer con la que tiene una especie de relación de amigos con derechos, se ha enamorado, quiere casarse y tener hijos muy prontamente. Mauricio no está preparado aún para tener hijos y comprometerse con la conformación de una familia.

Un día aparece en su puerta María, una aventura de una noche de nueve años atrás, acompañada de Isabel, una simpática niña de, justamente 8 años a quien María presenta como hija de Mauricio. El hombre no tiene tiempo de reaccionar y hacerse a la idea pues mientras lleva a la niña a su estudio para dejarla jugando Play Station, María se va. Mauricio, pese a hacer más de un esfuerzo por “deshacerse” del problema que implica la niña, rápidamente comprende que no le queda de otra que cuidarla.

Por supuesto, no es una tarea que asume con agrado. Tampoco con crueldad. Es más bien como esa tarea que hay que hacer pensando en un futuro mejor pero que se vuelve aún más complicada cuando Mauricio lo pierde todo por cuenta de la estafa de su socio, Fabián.

Hija de madre soltera, por las ocupaciones de su mamá -Consuelo- como empleada del servicio en diferentes casas, Dany desde muy pequeña se tuvo que desenvolver sola en sus deberes en el hogar y en sus estudios mostrando mucha responsabilidad, disciplina y autonomía. Fue una alumna muy destacada en los colegios públicos donde estudió. Entendió que su mamá, por sus condiciones, lo que necesitaba era ayuda y ella siempre estuvo y está dispuesta a dársela. Tiene una excelente relación con su madre. La falta de una figura paterna en el hogar hizo que Dany tomara un poco el rol de lo masculino en casa aprendiendo de plomería, electricidad, mecánica, pintura y demás actividades habitualmente realizadas por hombres en un entorno social como el nuestro.

Desde hace cinco años trabaja en la empresa de Mauricio Reina, entró como auxiliar de oficina y ahora gracias a su dedicación, esfuerzo y buen trabajo es la mano derecha de Mauricio. Más que jefe y empleada son amigos pues Consuelo trabajaba para el papá de Mauricio y de alguna manera, crecieron juntos. Hace un par de años se hizo novia de su vecino Lorenzo Ríos, lo quiere, pero entiende que su relación con él tendrá un standby porque ella se irá a Estados Unidos a realizar una especialización en Mecatrónica. No quiere perder al buen novio de Lorenzo, pero sabe que están frente a una dura prueba al estar separados. Sin embargo Dany tiene claros sus objetivos en la vida y el orden de sus prioridades. En este momento está primero su realización personal y profesional, y luego el amor.

Hombre ejemplar. Los valores y sobre todo la ética hechos persona. Jorge es honesto, decente, recatado, digno, decoroso, excelente padre, gran marido, el mejor de los amigos, el más comprometido de los ciudadanos y el más ejemplar de los abogados. Todos en Jorge reconocen estás cualidades y como los colombianos somos abejas muchos tratan de aprovecharse de las virtudes de Jorge, entre ellos su esposa y su hija Juliana.

Jorge, se casó con Catalina hace 17 años, y desde ese momento no ha hecho otra cosa más que amarla, respetarla y darle el sitio que se merece, él es feliz queriendo a su mujer y pensando que ella sólo es de él. Craso error, pues Catalina, pese al gran hombre que tiene como marido, le pone los cachos. Jorge es ignorante de esto hasta que su mujer ya no tiene cómo negarlo y se lo termina aceptando en la cara. Le habla de su amante y de la nueva vida que tendrá con él, un hombre sin tantos atributos morales y éticos con más imperfecciones que cualidades, pero sobre todo, no tan bueno como Jorge. Porque para ella, ese es el principal defecto de su esposo: un hombre que por bueno no ha surgido como abogado, que pierde la mejor oportunidad de su vida por no torcer un simple fallo legal -¡uno solo!- y ella sabe que en un país como este, eso es el camino al fracaso.

Es una paisa amigable, buena gente, inteligente, consejera, solidaria, valiente y decidida. Una esposa maravillosa, complaciente, enamorada de su marido y fiel. Como mamá es firme con sus hijos, se esmera por enseñarles valores, habla con ellos, les brinda mucho amor, los consiente y está pendiente de que hagan sus tareas. Vero nunca descuida la casa, es hacendosa. Son muchas las cosas que le gustan de su gordito, como le dice a su esposo, pero en especial, ama la forma que la hace sentir mujer cuando están en la intimidad, le encanta lo varonil, picante y creativo de su marido en la cama.

Los resientes cambios en su ámbito laboral hace que empiece a descubrir la faceta, que Toño tenía bien camuflada, de machista, como nunca antes -en sus 15 años de conocerlo- ve ese machismo exacerbado de su marido, descubre en él sus complejos de superioridad frente a la mujer, lo empieza a reconocer como un ser descuidado y desatendido de las necesidades femeninas, ese nuevo Toño le desagrada lo quiere desaparecer, pero entre más se propone a hacerlo más se empeña Toño en mostrárselo.  

Si algo caracteriza a esta Barranquillera es su espontaneidad, es una mujer fresca, sin pelos en la lengua y desparpajada al hablar. Antes de entrar a la adolescencia ya se caracterizaba por su belleza, nunca un niño o joven se acercó a ella por sus capacidades intelectuales o su don de gentes siempre lo hicieron atraídos por su espectacular belleza. Aprendió a manejar con sutileza los embates del sexo opuesto y a poner a raya a los que se quisieron sobrepasar con ella.

Azucena no pudo empezar sus estudios superiores. Quería estudiar ingeniería civil pero en su vida entró El Wilson, un empresario del mundo de las papas -claro que al negocio alimenticio le revolvía otros asuntos no tan santos- de 28 años de edad que la sedujo con palabras bonitas y gastos exagerados, Azucena cayó frente al hombre y se fue a vivir con él. Ya dentro de la convivencia se encontró frente a un hombre machista, guache, cachón y muy dominante que a punta de amenazas redujo a su mínima expresión a Azucena. Producto de la unión nació Giovanny, el hijo de Azucena, que hoy cuenta con un año de edad y es el motor de esta mujer, como muy buena madre que es por su hijo da hasta la vida.